El término Dificultad de Aprendizaje se refiere a un grupo de diferentes de trastornos, manifestados por dificultades significativas en la adquisición y uso de la capacidad para entender, hablar, leer, escribir, razonar o para las matemáticas. Estos trastornos son intrínsecos a la persona, y debidos a una disfunción del sistema nervioso, pudiendo continuar a lo largo del proceso vital.
La evaluación deberá ir dirigida a explorar:
Aspectos intelectuales
Aspectos madurativos, neuropsicológicos
Los marcadores neuropsicológicos en los niños con dificultad de aprendizaje indican que estos niños presentan inmadurez en su sistema nervioso y aumento significativo en la cantidad e intensidad de los signos neurológicos menores, algunos de ellos:
Aspectos instrumentales
En el área instrumental, hay dificultades en el manejo de;
Aspectos emocionales
Con relación a los trastornos emocionales, éstos no son la causa de las dificultades de aprendizaje pero es frecuente la concomitancia entre dichas dificultades y la presencia de alteraciones emocionales. Esto se debe en parte a la experiencia escolar frustrante en la mayoría de los niños con dificultades de aprendizaje, a la incomprensión a la que se ven expuestos por parte de los adultos que muchas veces les tachan de “vagos”, a la situación de indefensión ante la que se encuentran, etc.
Huntington y cols., 1993, demuestran que los adolescentes con dificultades de aprendizaje presentan un aumento severo del riesgo de depresión y suicidio, así como un negativo desarrollo emocional. Otros trabajos (Ritter, 1989) indican que los adolescentes con problemas de aprendizaje presentan alto nivel de ansiedad con tendencia a la somatización.
Evaluar cuidadosamente dichas áreas nos puede ayudar a realizar un diagnóstico diferencial inicial, pero también nos da mucha información de cómo enfocar el tratamiento, en qué aspectos tendremos que incidir, qué objetivos iniciales nos plantearemos, a qué debemos dar prioridad.